Balcarce no es Simón y el gatito está muerto
Datapuntochaco
A 40 días de haber
asumido, el presi Mau cumplió a pie juntillas con el poder económico
concentrado del país: devaluación, eliminación y rebaja de las retenciones al
campo y despidos masivos en el Estado, que incluyeron“limpieza” en medios de
comunicación públicos e intervención al organismo de aplicación de la ley de
medios. Todas esas medidas perjudicaron a los sectores de menores ingresos,
incluida la clase media encantada con el maurismo, aun cuando en las tapas de
los diarios de la corporación mediática no hubo títulos catástrofe sobre sus
efectos regresivos.
En un recuadro
minúsculo, La Nación mencionó el
sábado en su portada que la inflación de diciembre trepó a 6,5%, el más alto en
años, según el índice recomendado por el Gobierno, el de San Luis. Así, el
combate contra la suba de precios que prometió Macri durante la campaña parece
por ahora infructuoso. Las estimaciones privadas hablan de una inflación anual
de entre el 30% y el 40%. En los tiempos de Cristina la prensa corporativa y el
ahora oficialismo adjudicaban la ola remarcatoria a la falta de una política
antiinflacionaria del kirchnerismo. Sin embargo, ahora, con índices más altos, no
dan razones sobre la escalada.
El Sindicato de
Empleados de Comercio de Rosario detectó en diciembre remarcaciones del orden del 250 por ciento en carnes y del 144 por ciento en productos de almacén. En
productos de fiambrería, la remarcación de los hipermercados llegó a superar el
120 por ciento, en verduras y frutas el 190 por ciento y en productos de
higiene, el 159 por ciento. Esos son los incrementos máximos entre precios al
público y el costo de compra del establecimiento, pero en todo el cuadro
elaborado en base al relevamiento se observa cómo se reiteran los abusos entre
diversas cadenas, muchas veces en línea sobre los mismos productos.
El poder
adquisitivo de los trabajadores del sector privado retrocedió entre 7,6 y 10,1
por ciento entre noviembre y enero, según un artículo de Página 12, que reproduce datos de Cifra, el centro de estudios de la CTA que coordina el
economista Eduardo Basualdo.
La aceleración en
la inflación que precedió y acompaña al combo de políticas implementadas por el
gobierno de Mauricio Macri asestó el mayor golpe al salario real de los últimos
trece años. Solo la megadevaluación de 2002 supera la magnitud de la actual
caída en la capacidad de compra de los asalariados por los aumentos de precios
en los bienes de consumo masivo, fundamentalmente los alimentos.
Los datos son
provisorios y recién serán publicados en febrero, pero los guarismos arrojados
por los índices de precios provinciales para diciembre y mediciones realizadas
durante las primeras dos semanas de enero inclinan la balanza hacia el
escenario de máxima.
Los indicadores de
San Luis y Capital Federal, muletos recomendados por las autoridades del Indec
para atravesar el apagón estadístico, arrojaron subas de 3,9 y 6,5 por ciento
en diciembre, respectivamente. Desde Cifra advierten que, si bien resta conocer
cómo reaccionarán los sindicatos en las discusiones paritarias, la
transformación macroeconómica en marcha requiere una contracción todavía mayor
del salario real y un incremento en el desempleo.
Todo hace pensar
que el kirchnerismo se quedó corto con la llamada “campaña del miedo” impulsada
antes del balotaje, alertando sobre la dureza del plan económico de Cambiemos. El
coqueteo del presi Mau en Davos y los elogios que recibió en Suiza de parte del
pillaje internacional entusiasmaron al Gobierno y todo indica que “la decisión de volver al mundo” (Joaquín Morales Solá dixit) acarreará más ajuste, más
represión y más revanchismo.
La detención de
Milagro Sala en Jujuy es un episodio más del intento de Cambiemos de arrasar
con todo lo que sea o huela a K, al que el radical Gerardo Morales, gobernador
de esa provincia, se adhiere fervientemente. La dirigente de la Tupac Amaru está
presa por delitos excarcelables – “instigación a cometer ilícitos y tumulto”–,
menos graves de los que se lo acusa, por ejemplo, al presidente del Banco
Central, Federico Sturzenegger, en la causa por el megacanje.
Según cuenta Fernando Cibeira en Página 12, el
“republicano” Morales consiguió “hacerse
de una mayoría automática” en el Superior Tribunal de Justicia jujeño. “Luego
de su triunfo electoral, en una sesión de madrugada, consiguió la ampliación de
la Corte de cinco a nueve miembros. Dos diputados radicales que participaron de
la sesión después renunciaron para asumir como jueces de la Corte ampliada. Ni
Carlos Menem se animó a tanto”.
Pese al alto
impacto de las políticas regresivas del maurismo, el sector social muy crítico
del kirchnerismo dejó de insultar en las redes sociales o en las colas del
supermercado. Ya no está la “yegua” a la que adjudicaban las diez plagas de
Egipto.
El nuevo Indec
resolvió suspender la publicación ya no solo de los índices de pobreza, tan
reclamados por el ahora Gobierno y la corporación mediática durante los años de
Cristina, sino también el que mide la variación mensual de los precios. Es un
ocultamiento liso y llano que no despierta ninguna crítica de parte de quienes
se indignaban con las cifras del organismo durante el gobierno anterior.
Tampoco la
sensiblería republicana de los caceroleros
anti-K –que hasta se movilizaron por las restricciones a la compra de
dólares– se inmuta hoy ante las medidas verdaderamente
antirrepublicanas del presi Mau, a quien no le tembló el pulso para derogar
leyes por decreto y pisotear la Constitución.
Ni siquiera resultó
ofensivo ver al perro Balcarce sentado en el sillón presidencial. ¿Qué habría
ocurrido si Cristina hubiese hecho lo mismo con Simón?
Pero no se trata solo
de perros. “‘Si Macri gana, este gatito morirá’ fue el chiste con imagen que se
hizo popular en las redes sociales como ironía ante la suma de desgracias que
decía el kirchnerismo que ocurrirían con el candidato de Cambiemos en la Casa
Rosada”, recuerda Cibeira. Y agrega: “Podríamos decir ya que el gatito no solo
murió, sino que lo hicieron a la parrilla”.
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