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El Pelafustán

8.4.17

Desmesura semántica















La huelga del 6 de abril, en Buenos Aires. | AGENCIA PACO URONDO. 

El paro nacional de la CGT y los aportes al relato M de Clarín, La Nación y TN.   

Datapuntochaco 









El paro se sintió fuerte, pero el Gobierno controló los piquetes, tituló este viernes el diario Clarín en su tapa sobre la huelga nacional del jueves convocada por la CGT, sin que se entienda muy bien el porqué del “pero”.
La conjunción adversativa pero une dos oraciones o sintagmas cuyos significados se contraponen, se restringen o se limitan (ganó dinero, pero no mucho; es lindo, pero antipático), dice la gramática española. Clarín, que lo usa en forma frecuente en sus títulos, intenta con el pero balancear la inocultable alta adhesión al paro con la represión a las organizaciones que cortaron los accesos en la Capital Federal, una medida defendida por el diario y aplaudida por el sector más reaccionario de la sociedad.
Podría decirse que Clarín fuerza la gramática y la acomoda a sus intereses, en este caso, para minimizar en algo el impacto de la primera huelga nacional contra el gobierno que el grupo apoya y defiende, y a cuyo relato contribuye con enjundia.









Primero autogolpe, ahora represión, tituló en tapa el miércoles La Nación sobre Venezuela, con errores de puntuación. “Las fuerzas de seguridad reprimieron con balas de goma y gases el avance de más de 2.000 manifestantes opositores, que, liderados por sus diputados, intentaban llegar hasta el Parlamento”, describió el conservador matutino porteño.
Dos días después, La Nación sustituyó la palabra represión usada para Venezuela por el término enfrentamiento e incidentes al aludir a la represión de los piquetes el día del paro en la Argentina. Es decir que, para la Tribuna de doctrina, Nicolás Maduro reprime; en cambio, el protocolo represivo diseñado por el gobierno maurista deriva en “choques entre los piqueteros y las fuerzas de seguridad”.
“Forcejeos y una corrida. Vuela el polvo, alguien grita y enseguida, el choque: pecheras contra chalecos antibalas, cascos y viseras de un lado, pañuelos cubriendo las caras del otro. Palos y estandartes crujen contra los escudos de la Prefectura. Un olor acre cubre el ambiente”, describió La Nación la represión del jueves. 
El colmo de la desmesura promacrista fue el ensayo semántico del encargado de informar el estado del tránsito en el canal TN, Ernesto Arriaga, que sugirió a la movilera que estaba en un piquete no usar la palabra represión porque la actuación de la Gendarmería respondía a una orden judicial y a lo que “la gente pide”, esto es, despejar las rutas cortadas.
Macri había dicho algo parecido en febrero, en Chapadmalal, cuando le preguntaron sobre la detención ilegal de Milagro Sala: “A la mayoría de los argentinos nos pareció que había una cantidad de delitos importantes cometidos por Sala y que ameritan las causas que tiene abiertas”, respondió. El ingeniero que gobierna la Argentina dio una clase magistral sobre la justicia: es ‘lo que a la mayoría le parece’.
Se sabe que no es hábil con las palabras y que sus frases son bastante ramplonas. Macri dijo ayer que el jueves “no paró el país”, sino que “se activó lo más importante, el cambio. Vimos la toma de conciencia, una profundización del debate de qué sirve para ver lo que sirve para el país [¡?]. Vamos a debatir cuáles son las herramientas para construir el debate que todos queremos”, elucubró. Y agregó: “En octubre vamos a dirimir nuestras diferencias. Cada vez se nota más quienes queremos construir un futuro y quieren se aferran al pasado”. 
En definitiva, Macri apuesta a profundizar eso que llaman la grieta: de un lado, los buenos, que están con él, que es el futuro; del otro, los malos, que no están con él, el pasado. Es precisamente lo que le reprocha el ahora expresidente de la Juventud PRO de Santa Fe, Juan Cruz Recalde Iturraspe, quien, en Facebook, dijo que “la gota que rebalsó” el vaso y lo llevó a dar un paso al costado del macrismo fueron las palabras con que Macri elogió a la movilización del #1A, en apoyo a su gobierno. Para el joven santafesino, haber dicho que en la marcha “no hubo colectivos ni choripanes” tuvo como finalidad generar un clima de “confrontación”. 

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