Ellas
▪ La democracia late con una furia inusitada en Resistencia.
Aquí están. Setenta mil mujeres en
Resistencia. Setenta mil mujeres en actitud de resistencia. Y, por unos días,
los varones quedamos en un rincón. Calladitos y mirando quedamos. Por unos
días, ellas tendrán la voz. Su voz. Para reflexionar y putear. Para maldecir y
llorar. Para que tanto maltrato, tanta muerte de mujeres por el solo hecho de
ser mujeres tenga enfrente ni más ni menos que eso: una voz.
En tres días y en más de setenta talleres,
ellas contarán lo que les pasa, consensuarán propuestas y las conclusiones se
transformarán en acciones concretas, como viene sucediendo desde hace 32 años.
En cada uno de esos espacios, la democracia latirá con una furia inusitada. Tal
vez haya algunos preocupados por lo que suceda en el afuera del Encuentro. Hay
que decirlo con todas las letras: vale más la vida de una sola mujer que todas
las paredes de Resistencia.
Pero, lo sustancial se parirá en el adentro,
en el corazón de cada taller, en ese cruce inefable de historias y de voces que
construirán el discurso y el relato de la maravillosa gesta que significa cada
una de las setenta mil que hoy están en Resistencia.
No es menor que el Día de la Madre caiga en
medio del Encuentro. Y muchas de estas mujeres seguramente son madres. Es que
estas mujeres que estarán lejos de sus hijos ese día “especial” han venido a
Resistencia a parir futuro, a parir una sociedad sin dudas mejor, a parir un
mundo en el que el machismo patriarcal retroceda definitivamente y sea
irrevocablemente vencido. Y no es ésta aseveración una expresión de deseo. No
lo es. Es el fruto de la profunda convicción de que hay un mundo más justo
dando vueltas por las esquinas.
Tampoco es irrelevante que por estos días
tangamos a Milagro Sala, presa política por su triple condición de mujer,
originaria y pobre, y a la que acaban devolver a condiciones de prisión
ilegales e ilegítimas. Tampoco que mañana haya una mujer a la que el gobierno
nacional le prodigará el peor de sus días: la madre de Santiago Maldonado.
En tiempos en que el neoliberalismo está convirtiendo
a nuestro país en un matadero humano, sean todas bienvenidas a Resistencia.70.000 veces bienvenidas.
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