Sabor a nada
Festejo de simpatizantes araberaceros. | ARÁ BERÁ OFICIAL.
▪ Entretelones de una definición polémica de los Carnavales Correntinos.
El lunes 6 de marzo, el escrutinio de los
votos del jurado en los Carnavales Correntinos tuvo aristas interesantes porque
contribuyen al debate que la propia sociedad correntina podría darse con una
fiesta popular en vías (¿?) de institucionalización.
Hubo tres momentos en los que, más allá de
la tensión que produjeron, hubo reclamos de comparsas.
El primero fue de los representantes de
Arandú Beleza respecto de si Copacabana el primer día de desfile había entrado
con menos carros de los requeridos para participar como comparsa. Se
presentaron las posturas y, cuando todos esperaban la voz de la Comisión Central
Coordinadora del Carnaval (en adelante, la CCCC), se convocó a un cuarto
intermedio. Al retomar la actividad, no sólo no hubo definición alguna sino que
el debate volvió prácticamente a foja cero. Finalmente, se decidió sancionar a
la comparsa del Loro.
El último fue la sanción impuesta sobre la
comparsa Arandú Beleza por no haber ingresado en la pista con la cantidad de
integrantes mínima. Como había pasado con la sanción contra Copacabana la
decisión fue respetar el reglamento.
La cuestión más interesante se dio cuando
se había cerrado el escrutinio de la cuarta noche. Los representantes de
Sapucay plantearon que esa noche Ará Berá había excedido su tiempo de desfile.
Todo apuntaba a que, tras producirse la baja de una fuente eléctrica, lo que
debió haber ocurrido fue que el comisariato y la organización frenaran el
avance de la comparsa para que el tiempo de desfile fuera el establecido por
reglamento. Nada de eso ocurrió. El episodio fue débilmente gestionado por
quienes debían tomar cartas en el asunto y ya en el mismo cierre de la noche de
desfile dejar definido si la comparsa del Rayo debía o no ser sancionada.
Es imprescindible recalcar que, hasta ese
momento del escrutinio, iba ganando Sapucay por lo que el reclamo de los
delegados del Gallo nada tenía que ver con especulación extemporánea ya que
nadie de las comparsas sabía cómo iba a terminar el escrutinio. Es más, la
sensación general (aún en los del Rayo) al inicio del acto era que era Sapucay
la ganadora.
En esta circunstancia, la decisión final
fue abollar el reglamento y priorizar la continuidad del escrutinio. Pongamos
blanco sobre negro. La definición de los puntajes de las comparsas y de las
agrupaciones musicales tiene doble vía: el reglamento y el voto del jurado.
Ambas. No una sí y otra no. Es más, es tan importante el apego al reglamento
que, antes de contar los votos del jurado, es el comisariato debe indicar si las
comparsas y agrupaciones han respetado estrictamente lo estipulado en un
reglamento que, para más, fue el producto del consenso de delegados de todos
los actores de los corsos.
Cerca de las 22, se terminó el escrutinio y
Ará Berá había obtenido un punto más que el Gallo sin que se haya resuelto la
cuestión de la sanción a la comparsa del Rayo. La CCCC, como ya lo había
demostrado durante todo el acto, dudaba, derivaba sus responsabilidades sobre
el colectivo de representantes de comparsas o agrupaciones y terminaba
resolviendo nada.
Horas después, se sabía que se había
decidido no sancionar a Ará Berá.
El Rayo obtuvo finalmente una victoria con
sabor a nada.Eso sí, la inconsistencia de quienes deben
gestionar la fiesta popular terminó dando a todo un sabor realmente amargo.
0 comentarios:
Publicar un comentario