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El Pelafustán

11.3.17

Sabor a nada







































Festejo de simpatizantes araberaceros. | ARÁ BERÁ OFICIAL. 

Entretelones de una definición polémica de los Carnavales Correntinos.   

José Luis Brés Palacio | DATAPUNTOCHACO

El lunes 6 de marzo, el escrutinio de los votos del jurado en los Carnavales Correntinos tuvo aristas interesantes porque contribuyen al debate que la propia sociedad correntina podría darse con una fiesta popular en vías (¿?) de institucionalización.
Hubo tres momentos en los que, más allá de la tensión que produjeron, hubo reclamos de comparsas.
El primero fue de los representantes de Arandú Beleza respecto de si Copacabana el primer día de desfile había entrado con menos carros de los requeridos para participar como comparsa. Se presentaron las posturas y, cuando todos esperaban la voz de la Comisión Central Coordinadora del Carnaval (en adelante, la CCCC), se convocó a un cuarto intermedio. Al retomar la actividad, no sólo no hubo definición alguna sino que el debate volvió prácticamente a foja cero. Finalmente, se decidió sancionar a la comparsa del Loro.
El último fue la sanción impuesta sobre la comparsa Arandú Beleza por no haber ingresado en la pista con la cantidad de integrantes mínima. Como había pasado con la sanción contra Copacabana la decisión fue respetar el reglamento.
La cuestión más interesante se dio cuando se había cerrado el escrutinio de la cuarta noche. Los representantes de Sapucay plantearon que esa noche Ará Berá había excedido su tiempo de desfile. Todo apuntaba a que, tras producirse la baja de una fuente eléctrica, lo que debió haber ocurrido fue que el comisariato y la organización frenaran el avance de la comparsa para que el tiempo de desfile fuera el establecido por reglamento. Nada de eso ocurrió. El episodio fue débilmente gestionado por quienes debían tomar cartas en el asunto y ya en el mismo cierre de la noche de desfile dejar definido si la comparsa del Rayo debía o no ser sancionada.
Es imprescindible recalcar que, hasta ese momento del escrutinio, iba ganando Sapucay por lo que el reclamo de los delegados del Gallo nada tenía que ver con especulación extemporánea ya que nadie de las comparsas sabía cómo iba a terminar el escrutinio. Es más, la sensación general (aún en los del Rayo) al inicio del acto era que era Sapucay la ganadora.
En esta circunstancia, la decisión final fue abollar el reglamento y priorizar la continuidad del escrutinio. Pongamos blanco sobre negro. La definición de los puntajes de las comparsas y de las agrupaciones musicales tiene doble vía: el reglamento y el voto del jurado. Ambas. No una sí y otra no. Es más, es tan importante el apego al reglamento que, antes de contar los votos del jurado, es el comisariato debe indicar si las comparsas y agrupaciones han respetado estrictamente lo estipulado en un reglamento que, para más, fue el producto del consenso de delegados de todos los actores de los corsos.
Cerca de las 22, se terminó el escrutinio y Ará Berá había obtenido un punto más que el Gallo sin que se haya resuelto la cuestión de la sanción a la comparsa del Rayo. La CCCC, como ya lo había demostrado durante todo el acto, dudaba, derivaba sus responsabilidades sobre el colectivo de representantes de comparsas o agrupaciones y terminaba resolviendo nada.
Horas después, se sabía que se había decidido no sancionar a Ará Berá.
El Rayo obtuvo finalmente una victoria con sabor a nada.Eso sí, la inconsistencia de quienes deben gestionar la fiesta popular terminó dando a todo un sabor realmente amargo.

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