“Por Dios y por la Patria”, ja ja

▪ ¿Qué hacer con los diputados elegidos por el Frente para la Victoria que se burlaron del voto y decidieron no solo salirse del bloque sino también pasarse a rendir pleitesía a la derecha gobernante? 

José Luis Brés Palacio

Diputados electos por el Frente para la Victoria que se burlaron del voto de confianza de los que los votamos y decidieron no sólo salirse del bloque sino también pasarse a rendir pleitesía a la derecha gobernante.

Abogadas y abogados amigos respondieron a mi consulta si quienes los votamos podríamos denunciarlos por mal desempeño de funciones, perjurio o por haber abjurado de principios por los cuales recibieron el voto de confianza en las urnas. Con la paciencia de la que son capaces solamente los compañeros, me explicaron que no hay mal desempeño de funciones porque lo que hicieron no configura delito según el Código Penal. Además, al no poder probar un daño efectivo contra terceros, tampoco les caben las responsabilidades del fuero civil. 

Trago saliva y pregunto: “Y políticamente, ¿qué se puede hacer?”. 

“Eso depende de la política”, me respondieron.

Claro, juran por Dios y por la Patria. Un compañero docente siempre decía: “Juran por Dios y por la Patria porque Dios no existe y la Patria es una entelequia”.  

“Planteamos la escisión por un estado de crisis, vacío de conducción, y falta de autocrítica de la pérdida de elecciones”, declaró el chaqueño Gustavo Martínez Campos, uno de los diputados abjurantes. Habla de crisis justamente uno de los que la produjeron entre los legisladores electos por el pueblo para que sigan sosteniendo los valores del proyecto nacional, popular y democrático. Arguye vacío de conducción ignorando que la líder y conductora del movimiento, Cristina Fernández de Kirchner, sigue gozando de buena salud física y política. Por último, resulta inaceptable que hable de autocrítica quien no fue siquiera capaz de mantener su propia palabra empeñada en el proceso electoral.

Todos los votantes del FPV con los que hablé abominan de Gustavo Martínez Campos y sus cómplices. Que lo sepan. Y a todos nos invadió la misma sensación de impotencia frente a los impunes.

Por primera vez en mi carrera periodística, tengo ganas de perder la compostura e insultar de la manera más procaz de la que soy capaz. Recorro mentalmente mi repertorio de puteadas y no encuentro alguna expresión cuyo nivel de procacidad se equipare a la indecencia, mendacidad e hipocresía política de estos abyectos que no hacen más que degradar la política misma.

Mientras, no me cansaré de seguir buscando a Dios y a la Patria para que los demanden. 

Pista extra