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El Pelafustán

21.2.16

Engañapichanga



















Macri, en la Casa Rosada. | Presidencia.

Es la palabra justa para definir el gobierno del presi Mau. El diccionario define el término como el engaño a personas ingenuas. Suba del mínimo no imponible que no es tal, marcha atrás en la paritaria docente, inflación descontrolada, tarifazos y charlatanería y golpes de efecto mediáticos en un poco más de 60 días.      

Datapuntochaco | EDITORES

Engañapichanga. Esa es la palabra precisa para definir este tramo inaugural del gobierno maurista. El Diccionario de americanismos dice del término: ‘cosa que engaña o defrauda con su apariencia’, ‘cosa menos valiosa o importante de lo que parece, ‘cosa que engaña a personas ingenuas’, ‘vendedor callejero que se dedica a estafar a la gente valiéndose de su charlatanería’. Todas esas acepciones valen como síntesis de los 70 días de la derecha argentina en el poder.
La palabra la usó Luis Bruschtein en una columna en Página 12.  El último gran anuncio engañapichanga del presi Mau fue la modificación del impuesto a las ganancias. Pese a que la oposición político-mediática criticó con dureza los anuncios por cadena nacional de la expresidenta Cristina Fernández, lo de Mauri el jueves en la Casa Rosada fue una puesta en escena sin igual.
Es un engañapichanga porque no es cierto que el mínimo no imponible sea ahora de 30.000 pesos brutos. Además, no se modificarán las escalas al menos durante este año, con lo que, con la próxima paritaria, una parte de los que queden exentos serán  alcanzados nuevamente por el gravamen, a los que se sumarían aquellos que habían quedado eximidos por los cambios en 2015.
“El Estado no tiene que quedarse con el fruto de tu trabajo. En mi gobierno, los trabajadores no van a pagar impuesto a las ganancias”, fue la promesa de campaña de Mauri. En sus primeros discursos ya como presidente, dijo que para modificar el impuesto había que esperar hasta la apertura de las sesiones ordinarias del Congreso. Ahora, el presi Mau aseguró que para modificar las escalas, un reclamo de gran parte de los que pagan Ganancias, hace falta un “largo debate”. 

Salarios con techo

El mínimo no imponible no sube a 30.000 pesos, sino a 18.880 pesos, explica Raúl Dellatore en Página 12. Solo sumándole las deducciones por cargas de familia de esposa y dos hijos a cargo, se llega a 25.000 pesos de ingresos no gravados, que se corresponden a un sueldo bruto de 30.000 pesos. Los trabajadores que pagaban y dejarían de pagar el impuesto serían 180.000, pero habría una cantidad no precisada de trabajadores –pero significativa– que no pagaban y pasarán a pagar el impuesto ahora (con retribuciones brutas menores de 15.000 pesos mensuales en 2013, pero mayores a 22.500 pesos este año, sin cargas de familia).
Todo es un engañapichanga, el engaño de un gobierno que se vale de la charlatanería y los golpes de efecto mediáticos para embaucar. Ocurrió con la paritaria docente. El presi Mau anuló el acuerdo de un 40 por ciento de aumento salarial que habían cerrado los sindicatos docentes con el ministro de Educación, Esteban Bullrich. El techo es del 25%, aunque digan que no les quieren poner techo a las negociaciones salariales.
Los sindicatos que negociaron con Bullrich estuvieron a un paso de firmar el acuerdo que llevaba el sueldo inicial de un docente a 8.500 en julio, pero la presión de los gobernadores, entre ellos la bonaerense María Eugenia Vidal, obligó al presi Mau a dar marcha atrás. Ahora, los sindicatos advierten que el inicio de clases, el 29 de febrero, no está asegurado.
Otros engañapichangas son las supuestas muestras de tolerancia del Gobierno, presentadas como la contracara del kirchnerismo. No hay nada de tolerante en impulsar un protocolo para reprimir las protestas ciudadanas. La multipartidaria Pato Bullrich fue clara: “Les vamos a dar cinco minutos; se van o los sacamos”. No es difícil imaginar cómo los sacarán.



No hay nada de tolerante en el caso de Milagro Sala, detenida por (de comprobarse)  delitos menos graves que el presidente del Banco Central, Federico Sturzenegger, procesado por el megacanje.
No hay nada de tolerante en los despidos masivos por motivos ideológicos perpetrados en el Estado. “No somos ñoquis. Es una cuestión de presupuesto. Somos, por decirlo de algún modo, víctimas de un ajuste que está barriendo al personal del Estado. Ser víctima es muchísimo mejor que ser ñoqui, esto desde luego. Las víctimas tienen dos puntos a favor: son siempre inocentes y tienen voz propia”, dice Ariadna Castellarnau en Listas negras, en Anfibia. 

Los vagos que trabajan

Bruschtein recuerda que el Gobierno difunde unos cortos en la televisión pública sobre la idea del diálogo y la tolerancia. Es cierto que quienes más apelan a esas palabras son los que menos actúan en consonancia. “Como ustedes son intolerantes, tienen que hablar de la tolerancia. Como ustedes representan a las grandes empresas, tienen que hablar contra la pobreza. Como ustedes quieren controlar a la Justicia, tienen que resaltar la independencia de poderes”, dice.
Sucede lo mismo con los que en Facebook mandan a trabajar a los que se manifiestan en las calles, estigmatizándolos como vagos y haraganes. Quienes realmente trabajan no tienen tiempo para escribir abominaciones en Facebook ni en ninguna otra red social, salvo que lo hagan en el trabajo, con lo que hace pensar que tienen trabajo pero no trabajan. ¿Quién entonces es más haragán y vago?
El otro engañapichanga es el freno a la inflación. Ahora los precios suben más que en tiempos del kirchnerismo y ni siquiera hay datos oficiales. El Indec es una bolsa de gatos que ya provocó el desplazamiento de la mártir de las estadísticas en los tiempos K Graciela Bevacqua y la internación de su director, Jorge Todesca. 

Ajuste y represión

“Un programa económico traumático sin crisis de por medio es esencialmente intolerante, refleja la intolerancia de la ideología que lo sustenta. A pesar de que traten de justificar las medidas en una situación de crisis dramática que no existía, las medidas responden a una visión ideológica. En el peor de los casos, la economía que recibió el gobierno macrista presentaba áreas para reformular, las cifras macro planteaban un escenario problemático pero no dramático. Por el contrario, las medidas que se tomaron fueron drásticas y todas recaen sobre los sectores de menos recursos”, analiza Bruschtein.
“La devaluación, la inflación, los despidos masivos, el retiro de los subsidios, la quita de las retenciones, el techo a las paritarias no afectan a los grandes empresarios, sino a los trabajadores. Por el contrario, los que se favorecen por esas medidas son los grandes empresarios. Los actos de brutalidad represiva que se vieron en apenas dos meses de gobierno con los trabajadores de Cresta Roja o con los chicos murgueros del Bajo Flores o la arbitrariedad vengativa del gobernador jujeño Gerardo Morales contra Milagro Sala son apenas una consecuencia de la intolerancia básica que sustenta la política económica”, prosigue.
La síntesis es: la devaluación se fue a los precios, la quita de retenciones se fue a los precios, el tarifazo eléctrico se irá a los precios; aumentan los precios, pero el Gobierno les pone techo a los salarios. No resulta nada difícil advertir quiénes terminarán pagando los engañapichangas mauristas. Muchos de ellos terminarán “sacados” por la Pato Bullrich.

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