La prensa española y el maltrato a América Latina
La tapa del diario español ABC del 19 de marzo.
▪ Con la misma fórmula de Néstor Kirchner a Clarín en 2009, habría que preguntarles a algunos medios de España: ¿Estáis nerviosos? Un análisis sobre el tono despectivo con que tratan a presidentes latinoamericanos diarios como ABC, El País y La Razón. Es una denostación, además de irrespetuosa, rayana en lo ilegal.
Por Data.Chaco
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¿Estáis nerviosos? Es la pregunta que se hace la revista Veintitrés en un artículo de su último número sobre la prensa española y el maltrato que les dispensa a algunos gobiernos de América Latina. Y es la pregunta que corresponde hacerles a ciertos medios de España –con la misma fórmula de Néstor Kirchner a Clarín, en 2009–, ante el tono despectivo con que se refieren en particular a los presidentes de Argentina, Bolivia, Ecuador y Venezuela.
Después del papelón de El País
con la publicación en tapa de una falsa foto de Hugo Chávez entubado (*), diarios
españoles dedicaron sus portadas a la presidenta argentina, Cristina Fernández,
para criticarla de manera veleidosa tras haber sido recibida por el nuevo papa,
el argentino Jorge Bergoglio.
El conservador ABC tituló, en
su portada del martes 19, Cristina no
estuvo a la altura. Y argumentó: Se
refirió al papa como Jorge, bromeó con que le había besado y quiso involucrarlo
en el conflicto de las Malvinas. Ese mismo día, La Razón, también en tapa, se centró en el gasto presidencial en el
Vaticano: Viaje de lujo para ver al Papa
de los pobres, tituló.
En El País, Boris Izaguirre le dedica unos párrafos al vestuario de la Presidenta en la misa de inicio del pontificado de Francisco. “Cristina Fernández, con perdón del ¡Hola! que solo
tiene ojos para princesas, dio la campanada en la misa inaugural de su
compatriota el Papa Francisco. Fue como la resurrección de Evita Perón en negro
adamascado masivo”, dice, y pone a Angela Merkel, la implacable canciller
alemana, como la contracara por su sencillez y austeridad. Sí, Merkel, la que
comanda los impiadosos ajustes en Europa.
¿Por qué tanta saña con Latinoamérica en momentos en que, en España, el gobierno
de Mariano Rajoy recorta hasta el expolio y la realeza solo da disgustos?
“Para los diarios españoles parece no importar la noticia, sino la manera
de plantar a los personajes en ella”, dice Veintitrés. “‘El año pasado
recibimos la visita de profesores de la Universidad Complutense de Madrid y se
sorprendieron mucho por la situación del país porque, decían, a España llegaban
noticias desoladoras sobre lo que ocurría aquí’”, comentó Alicia Entel,
directora de la Fundación Walter Benjamin. “El País se
ha convertido en una de las propuestas más amarillistas que se haya conocido en
los últimos tiempos. Ya no sólo es vergonzoso, sino perverso”, añadió.
Es evidente que gran parte de la prensa española defiende intereses
ajenos a la libertad de informar y opinar. En Macondo, el regreso, publicado en El País, Pablo Halpern rescata “las tareas hechas con sangre y
buena letra” de Perú, Chile, Brasil, Colombia y México, cuyos “resultados
debieran ser la envidia de buena parte de Europa”. Sin embargo, coloca a
Venezuela y Argentina como las representaciones cabales del Macondo de Gabriel
García Márquez, una América Latina “delirante”, a las que suma a Bolivia y
Ecuador.
¿Es acaso una casualidad que tilde de “macondianos” a los cuatro países
que nacionalizaron empresas (des)manejadas por grupos españoles, entregadas a
precio vil durante la ola de privatizaciones de los 90, en esa especie de segunda
conquista?
“Existe una toma de posición por cuestiones político-económicas, los
medios no son ajenos a eso. Estigmatizan no sólo a los líderes
latinoamericanos, sino también a los pueblos de este continente en función de
intereses propios, porque en el caso de Prisa [que edita El País] está claro
que se orienta a lo que dicta el gobierno español presionado por los intereses
empresarios, y la decisión de nacionalizar YPF no es menor”, opinó Entel.
“La manipulación es tan grande
como la impunidad. En muchos casos, las calificaciones que algunos medios españoles
dan a situaciones latinoamericanas rozan lo ilegal. Lamentablemente queda claro
que la calidad de la información ya no depende de la ética de los periodistas,
sino de las empresas para las que trabajan”, agregó.
Con todo, cualquier amenaza que se pudiera hacer en términos legales solo
servirá para darles más letra a los que toman todo el tiempo en vano el
nombre de la libertad de expresión y siguen, impunes, desinformando.
* Sobre el caso, se puede ver El tiro de gracia, en Más.
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