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Vademécum
El Pelafustán

12.8.18

De mapas y territorios




























MAFIA 

▪ Cuando la miseria personal se sale de las veredas y se planta sobre las calzadas, el habitante se transforma en ciudadano; el empleado, en trabajador; en fin, el individuo, en persona.

José Luis Brés Palacio | ANÁLISIS


Una lucha sin calle es como un mapa sin territorio.
Desde hace un tiempo, vastos sectores pobres y empobrecidos de nuestra sociedad comenzaron a ganar las calles y ese hecho transforma a la vía pública en territorio político. Porque cuando la miseria personal se sale de las veredas y se planta sobre las calzadas el habitante se transforma en ciudadano; el empleado, en trabajador; en fin, el individuo, en persona.
Cuando un conflicto rompe las paredes de las oficinas, los hospitales, las escuelas y las medianeras de nuestras casas, hay muchos nadies desesperados e indignados que son capaces de dejar de sollozar en la cocina y salen a gritar su bronca y su desconcierto. Y ese grito, indefectiblemente, deviene en apelación a otro; a ese otro que está padeciendo lo mismo y que también rompió los límites materiales y políticos de su desdicha personal para convertir su reclamo individual en demanda colectiva.
Es entonces, y sólo entonces, cuando el enojo se transforma en lucha. Y las calles dejan de ser territorios de vehículos y se llenan de gente, de pueblo. Es decir, se humanizan. Y apela así a las instituciones para exigirles respuestas, soluciones y toma de decisiones que deberían haber provisto. Porque cuando los reclamos se vuelven colectivos y ganan las calles, la injusticia social necesariamente es intimada y el poder no tiene otra alternativa que sentarse a escuchar. Y a responder.
Los derechos no llueven. Se generan en las conciencias y siempre, siempre, son arrancadas de cuajo al poderoso de turno. Es la química de la democracia y la sintaxis de la civilización. Y esto sucede cada vez que el oprimido puede sacudirse del ropaje individual (e individualista) y, liberando a otro, se libera.
Mientras esto no ocurra, seguiremos siendo calles sin vida, mapas sin territorio… y un país sin Nación.

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