Inicio
Urbanoblog
Más
Vademécum
El Pelafustán

22.6.18

Lumpemperiodismo



























▪ Los medios están hoy sumidos en el descrédito. Ya no informan, sino que refuerzan el discurso de las elites políticas y económicas, y se cierran a los padecimientos de los sectores populares. Son, en definitiva, órganos encargados de adormecer a una sociedad cada vez más adicta al chismerío de las redes sociales. La prensa correntina exuda chatura. 

Datapuntochaco | ANÁLISIS


La situación de los medios de prensa en Corrientes es calamitosa. En el Día del Periodista, el 7 de junio, gobernantes y funcionarios expresaron sus supuestos compromisos con la libertad de prensa y toda esa monserga, pero nada hacen para frenar el deterioro constante de las condiciones laborales de los trabajadores de prensa, más aún cuando los principales ingresos de las empresas periodísticas provienen del Estado a través de la publicidad oficial.
Las autoridades políticas correntinas apelaron al blablá habitual de los 7 de junio con expresiones sobre la importancia del periodismo en la vida de las democracias, pero, según la Asociación de Periodistas de Corrientes (APC), nunca recibieron al sindicato pese a los numerosos pedidos de audiencia formulados para ponerlas al tanto de la gravedad de la situación en los medios de comunicación, donde reinan el empleo en negro y los bajos salarios.
La precariedad laboral en la prensa correntina tiene como efecto el desistimiento de profesionales, que abandonan “el oficio más lindo del mundo”, como definió al periodismo Gabriel García Márquez, en busca de un sustento al menos digno.
Esos lugares son ocupados por mano de obra barata, con las implicancias que ello tiene. Es cada vez más bochornoso lo que se escribe en los diarios y sitios de noticias en Internet, donde la condición necesaria para escribir una noticia es ser iletrado.
Es cierto que la prensa en el mundo está atravesada por la crisis a la que la arrastraron la Internet y las nuevas tecnologías de las comunicaciones. El diario de papel es, en algún sentido, un sobreviviente de una era. Sin embargo, nada de eso justifica el empobrecimiento de los contenidos periodísticos e informativos como sí los altos indicadores de precariedad laboral en los medios.
Los medios, en otros tiempos referentes en las comunidades, están hoy sumidos en el descrédito. Ya no informan, sino que publicitan gestiones de gobierno, destacan falsas virtudes de gobernantes y funcionarios, son indiferentes a los casos de corrupción y refuerzan el discurso de las elites políticas y económicas, y se cierran a los padecimientos de los sectores populares y a exponer y analizar de forma responsable los problemas sociales más acuciantes. Son, en definitiva, órganos encargados de adormecer a una sociedad permeable ya a la veleidad gracias al fuerte influjo del chismerío que son las redes sociales.

Arrebato sistemático


Simplificar las cosas hasta el hartazgo parece ser la nueva función de los medios de comunicación y del periodismo. El diario que rinde culto a ello es el correntino Época, cuyas tapas son de antología. Aborda el tema de la inseguridad centrado en el arrebato de carteras en la calle y potencia el pánico en forma irresponsable. Nadie desconoce que el flagelo existe, pero también hay ladrones de guantes blancos que roban en el Estado y no salen en los diarios. Un motochorro te puede sacar el celular o la cartera, y, sin duda, es un acto de violencia del que nadie quiere ser víctima. Pero también lo es que los empresarios exploten a sus trabajadores, no les paguen los aportes previsionales ni la obra social, y los condenen a subsistir con sueldos de miseria. Eso es arrebato sistemático.
El 6 de junio de 2018, el diario tituló Ganó la violencia, sobre la decisión de la selección argentina de fútbol de no jugar un partido amistoso con Israel en Jerusalén. Cuesta creer que esa sea la conclusión de las derivaciones de un conflicto que resonó en la Argentina en la década de los 90 con los atentados en Buenos Aires y, más recientemente, con la cuestionada denuncia del fallecido fiscal Alberto Nisman sobre el memorándum que propició el gobierno de Cristina Kirchner con Irán, aprobado por el Congreso.
Reducir un entramado complejísimo de geopolítica internacional a la palabra “violencia”, además de superficial, revela el manejo irresponsable de la información. Eso no es periodismo. Es lumpemperiodismo.

0 comentarios: