Réquiem de la palabra
▪ Con el despido de Víctor Hugo Morales de C5N, la rueda de la censura en su fase más desembozada se ha echado a andar de manera definitiva e inexorable. No es sólo la libertad de expresión del periodista lo que está en juego.
Como barrunto de la proporción de su
proyecto político, el macrato también viene por la palabra. No le basta con la
expoliación artera al pueblo, fundamentalmente de los sectores más vulnerables
y vulnerados, en un tsunami neoliberal inédito en nuestra historia para hacer
gala de su impunidad desvergonzada.
Con el despido de Víctor Hugo Morales de
C5N, la rueda de la censura en su fase más desembozada se ha echado a andar de
manera definitiva e inexorable. No es sólo la libertad de expresión del
periodista lo que está en juego. No. Es, lisa y llanamente, la posibilidad de
que todos nosotros podamos ejercer nuestro derecho humano a la comunicación, la
información y la investigación.
La voz única se va constituyendo en el
paradigma cultural de un gobierno que, seguramente, será condenado por la
historia al protagonizar el período de retroceso de derechos más aberrante en
el tercer milenio. No hay peor manera de prostituir la conciencia de un pueblo
que someterlo a este tipo de dictadura político-cultural. No la hay.
La falta de reacción popular no sólo es síntoma de una anestesia mental, sino también de una decadencia moral que parecía dejada atrás en la historia y que, sin embargo, sólo permanecía agazapada. El enano fascista gozaba de buena salud. En la disputa por el sentido, el campo nacional y popular va perdiendo por goleada. ¿Qué arquero sería capaz de atajar cientos de penales disparados en simultáneo? Sin solución de continuidad, el clarinato sabe cómo organizar la jugada y mueve las piezas con precisión cirujana y con la asistencia de los especialistas en mugre enquistados en un Poder Judicial corrompido mortalmente hasta la médula.
Si lo encontramos en cada redacción que cierra, o en las marchas junto a cada trabajador de prensa, si siempre da un espacio a quienes lo necesitan, si siempre está dando una mano al periodismo autogestionado...¿Cómo no solidarizarnos con vos, Víctor Hugo? pic.twitter.com/2LhlmtsIx0— CítricaRevista (@revistacitrica) 18 de noviembre de 2017
La falta de reacción popular no sólo es síntoma de una anestesia mental, sino también de una decadencia moral que parecía dejada atrás en la historia y que, sin embargo, sólo permanecía agazapada. El enano fascista gozaba de buena salud. En la disputa por el sentido, el campo nacional y popular va perdiendo por goleada. ¿Qué arquero sería capaz de atajar cientos de penales disparados en simultáneo? Sin solución de continuidad, el clarinato sabe cómo organizar la jugada y mueve las piezas con precisión cirujana y con la asistencia de los especialistas en mugre enquistados en un Poder Judicial corrompido mortalmente hasta la médula.
Ya no hay espacio para la ingenuidad o el
engaño electoral. Están haciendo lo que decían que iban a hacer. Quien avale
estas políticas esclavistas, inhumanas y entreguistas es un cómplice necesario
y consciente de esta nueva escalada de la inmoralidad neoliberal en la región.
Si nada sucede frente a toda esta
atrocidad, será porque el odio y el desquicio le sacaron ventaja a la
conciencia política de un pueblo que eligió el hambre como destino al haber
participado, tibio e impávido, ante el más pavoroso espectáculo de cualquier
sociedad democrática: el réquiem de la palabra.
1 comentarios:
Excelente nota. Dura y fiel descripción de una realidad que día a día de vuelve más injusta e imprevisible,con consecuencias sociales que van camino a repetir,desgraciadamente, lo más dramático de nuestra historia. Ojalá desde la oposición sepamos renunciar a diferencias secundarias y priorizar una Unidad tan imperiosa como urgente e imprescindible.
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