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El Pelafustán

24.9.16

La foto real del Macri real y la foto falsa del Macri falso
































La escena del presidente en un colectivo en el conurbano bonaerense fue armada para contrarrestar la del paseo en bicicleta por el Central Park, en Nueva York. Para el autor, si hay alguien que miente y manipula en la Argentina, ése es el líder de PRO al intentar mostrarse con una popularidad que no tiene.  

Roberto Caballero* | RADIO DEL PLATA

La historia me indignó. Ayer [por el jueves], la Presidencia de la Nación difundió una foto de Mauricio Macri arriba de un colectivo de línea del conurbano. Esa foto trató de reemplazar a la del presidente junto con la primera dama andando en bicicleta por el Central Park, durante su visita a Nueva York, para participar del pleno de Naciones Unidas.
Esa era una foto para la revista Caras o Gente. Pero, en el marco del papelón por el que dos cancillerías, la propia y la británica, desmintieron al presidente por el tema Malvinas, esa era una foto rara.
Esta foto, simulada, trucada, del jefe de Estado dentro de un colectivo departiendo  con los supuestos pasajeros no es una foto rara, es una vergüenza. Uno sabe que en la política se miente, como se miente en el truco, pero esto es una falta de respeto a la credibilidad pública. No hace falta que Macri se haga el popular.









Vamos a ser honestos. ¿Ustedes creen que el presidente puede subir a cualquier colectivo del conurbano bonaerense sin riesgos? ¿Ustedes creen que Macri es muy popular hoy a nueve meses de haber asumido? Ni siquiera lo digo por sus políticas neoliberales. Me refiero a  una cuestión esencial de protección de la investidura, si se quiere. Hay que ver qué tipo de seguridad tendría un gobernante de sus características al subirse a un transporte público y estar cara a cara con la gente de carne y hueso, la real, y no de las planillas Excel que le gusta leer al gobierno de gerentes que tenemos. Yo creo que no lo puede hacer.
[Si lo pudiera hacer] creo que va haber reclamos, reclamos muy sensatos de gente que no puede llegar a fin de mes, incluso de gente que lo votó, que tampoco puede llegar a fin de mes. Ojalá el presidente pudiera subirse al colectivo o al tren que le dé la gana y enfrentar las demandas, los cuestionamientos, las preguntas de los ciudadanos de este país.
Evidentemente, no lo puede hacer. Entonces, dijeron armemos un montaje. Desviemos un colectivo, inventemos pasajeros con algunos extras y hagamos una producción fotográfica, en la que aparezca hablando con una señora; en otra, tomado del pasamos, y hagamos circular [para mostrar] que, en realidad, Macri no es un presidente trivial, banal, que anda en bicicleta por el Central Park, sino con el pueblo, en un transporte popular.


Me parece una falta de respeto, un verdadero ataque a la credibilidad pública. En otro país esto sería muy grave, pero la Argentina tiene sus particularidades. Hemos tenido presidentes de todo tipo, planes económicos de todo tipo, con lo cual nuestra capacidad de sorpresa se ha agotado.
Tuvimos presidentes que querían viajar a la estratósfera para ir a Japón, presidentes que pretendían sostener la fantasía de un peso-un dólar, presidentes que decían que estaba todo bien y a la semana se fueron en helicóptero. Ahora, presidentes que mintieran con una foto, tratándonos de zonzos, no.
Creo que Macri tiene un  problema: cree que la sociedad es una base de maniobras, a la que hay que gobernarle el humor y el deseo, manipularle la información. Hay una profunda falta, ya no de sensibilidad, sino de respeto a los ciudadanos por parte del jefe del Estado. Quizá por sus consejeros, quizá porque Durán Barba le dice: no te tomes nada en serio; quizá porque le resultó en la campaña, cuando iba casa por casa, con el timbreo, y nos hacía creer que era fabulosamente recibido.









Alguien debería advertirle al presidente que hay algunos periodistas que todavía contamos las cosas que pasan, que no es simplemente orden y mando, que no es que arreglo con Clarín, La Nación, con el grupo Vila-Manzano, y mantengo adormecida a la sociedad, distraída con otros temas mientras suceden las cosas graves que suceden: caída del PBI, aumento de la desocupación, recesión galopante.
La verdad es que si hay alguien que hoy miente, manipula, distorsiona, ése es el presidente, tratando de vender que estuvo donde no estuvo,  mostrarse con una popularidad que ya no tiene, intentando manipular a la sociedad, planteándose que él es una persona que puede ir al conurbano, subirse a un colectivo y ser recibido amablemente.
Estoy cada vez más convencido de que Mauricio Macri traiciona la voluntad popular no tanto de los que no lo votamos sino de aquellos que sí lo votaron. Supongo que algún  núcleo duro está contento y conforme con las políticas que aplicó desde diciembre pasado, porque existe en la Argentina una corriente social, cultural e ideológica  de derecha muy fuerte. De lo contrario no hubieran existido ni los Alsogaray, los Martínez de Hoz, los López Murphy ni los Prat-Gay. La derecha existe y tiene apoyatura social, y no es una apoyatura menor.









Hay otro sector que lo votó pero no está conforme ni complacido con el rumbo que ha tomado el país, que se pregunta cómo fue posible que defraudara tan rápidamente expectativas ciudadanas formadas alrededor de lo que era el antikirchnerismo.
Cristina Kirchner ya no es presidenta hace nueve meses y lo que pasa y sucede corre por cuenta y cargo del presidente, que toma medidas que perjudican a mayorías sociales integradas por muchos de los que lo votaron. Incluso, está defraudando  a un sector de la patria sojera porque en el presupuesto del año que viene no está incluido el 5% de rebaja de retenciones extra que le había prometido.
Me parece que el presidente se tiene que tomar en serio su trabajo, su trabajo de gobernar, aceptando que tiene un mandato, que ese mandato que obtuvo en las urnas no era para generar más desocupación y recesión, ni para usar el Centro Cultural Kirchner como centro de convenciones pro mercado ni para aniquilar el mercado interno ni para alinearse automáticamente con lo que decida el FMI.
Uno se tiene que remontar a la noche del debate entre Mauricio Macri y Scioli y recordar todas las cosas que el ahora presidente dijo que no iba a hacer y que sí está haciendo. Y hacer una reflexión profunda sobre quién incumple el mandato popular y por qué.
Es evidente que Macri llegó al gobierno con muchos sabiendo lo que era, pero también con otro sector convencido de que podía cambiar, con una derecha moderna, que entendía algo de inclusión social, una derecha al estilo colombiano, no la derecha clásica argentina.
Sin embargo, construyó un  gobierno de gerentes, que se maneja con planillas Excel y que cree que a la gente se la puede manipular con mentiras en la televisión y fotografías falsas.

Editorial de Caballero nocturno (radio Del Plata), del 23.9.2016. Se realizaron algunos ajustes en el original para adecuar el texto oral al escrito. El título es de los editores del blog.

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