No se dobla ni se rompe: se astilla
La convención radical en Gualeguaychú. | JULIÁN ÁLVAREZ/TÉLAM.
▪ La UCR decidió responder a la “demanda popular” que exige a la oposición juntarse para desterrar al kirchnerismo y desoír a gran parte de los militantes y dirigentes programáticos. Ahora, tras el pacto con Macri, corre el riesgo de quedarse sin candidato presidencial. Mariana Prats y Carlos Varetto analizan lo sucedido en Entre Ríos. Los principales fragmentos.
Mariana Prats y Carlos Varetto | ANFIBIA
Cerca del teatro de Gualeguaychú, militantes y dirigentes
radicales de todo el país mostraban caras tristes; había poco que festejar. Los autos y combis
llegaron como cortejo fúnebre. La ciudad, repleta de seguidores de Yrigoyen, no
se tiñó de rojo y blanco. El clima era el de un superclásico sin hinchas. Es
claro que hubo dos equipos, al principio no tan bien definidos. Aunque hijos de
la misma madre, no querían ni cruzarse ni compartir espacios: mientras uno
cenaba en el Club Náutico, frente al río, el otro hacía lo suyo en el Hotel
Embajador, en el centro de la ciudad.
Los resultados definieron un ganador. Pero no los festejó
nadie.
Prevista para las 14.30 horas, recién pasadas las 16 se
dio apertura a la sesión de la Honorable Convención Nacional que, lejos de
“ordinaria” sería uno de los hechos de mayor relevancia para la política electoral
argentina en este 2015. La Unión Cívica
Radical, con 123 años de vida y el título de partido político más antiguo del
país, reunió a 330 convencionales y sus principales figuras y líderes para
decidir en conjunto la política de alianzas y acuerdos electorales de cara a
los próximos comicios.
Adentro del teatro municipal algunos globos amarillos
volaron en expresión de repudio. Gritos de “traidor” al histórico Federico
Storani y la mención de dirigentes del macrismo cuando se pasaba la lista para
votar eran indicios de un clima caliente. Afuera, parte de la juventud
enfurecida enfrentaba a la policía, que tiraba gases lacrimógenos. Los jóvenes
no solo estaban enojados con sus dirigentes por “correrse a la derecha”.
También sufrían en carne propia que parte de sus contemporáneos los hayan
avalado con el voto. Morales los arengó diciendo que esperaba que fueran ellos
los defensores de la lista 3 “pura”. Y mientras algunos declaraban su vocación
de poder, otros, decepcionados, ya pensaban en cómo “poner la cara en la
universidad” el lunes [16 de marzo] después de haber manifestado que no iban a
compartir nada con quienes no levantasen la bandera de la educación pública,
laica y gratuita.
Después de trece horas de presentaciones y discusiones, y
con una última votación nominal que arrojó como resultado 186 votos positivos,
el centenario partido decidió que competirá a nivel nacional en un frente con
los partidos personalistas y de derecha PRO y Coalición Cívica, conducidos por
Mauricio Macri y Elisa Carrio respectivamente.
(…)
En algún sentido, Gualeguaychú fue tierra de
contradicciones. Durante la convención
sólo dos mujeres fueron oradoras, pese al apoyo rotundo a la declaración que
pide el respeto de cupo de género en la Corte Suprema. La discusión fue
liderada por hombres y por más que el propio órgano estuviera presidido por una
mujer, quedó claro que la batuta la siguen moviendo los varones y que no hay
cupo que aguante las fuertes prácticas arraigadas en el partido. Por otro lado,
mientras se aprueba la adecuación de la carta orgánica permitiendo que jóvenes
puedan afiliarse y votar en el partido a partir de los 16 años, los términos en
los que se planteó la discusión (la opción “acuerdo o acuerdo”) dejaron a la
Juventud romántica y principista sin opción estratégica más que la mera
declaratoria de sus convicciones programáticas e identidad radical.
(…)
El orden del día del órgano tenía ocho puntos, aunque
todo giraba en torno a la cuestión central levantada por los medios: los
lineamientos de la política de alianzas. Las propuestas en pugna se planteaban
en torno a dos actores externos a la organización: Macri o Massa. Empero, los
defensores de las propuestas se ocuparon de redefinir los términos de sus
posturas para “evitar confusiones” y en parte creyendo que estos equívocos no
eran bien intencionados, sino más bien maliciosos. Para ellos, era acotado o
sesgado pensar que la decisión giraba en
torno a Macri vs. Massa, por lo que más bien preferían hablar de alianza amplia
vs. restringida, especialmente los defensores de la primera, que también
proponían incluir a Macri en su armado. Como se sabe, la postura defendida por
el presidente del partido nacional, Ernesto Sanz, proponía la conformación de un
acuerdo “restringido o lo más amplio ‘posible’” que incluía al PRO y a la CC
como posibles contendientes en la futuras primarias abiertas, simultáneas y
obligatorias; contaba a su vez con el reencuentro de lo que alguna vez fuera
“la Coordinadora” (organización interna alguna vez central en la coalición de
sustento de Raúl Alfonsín, a la vez que semillero de sus cuadros de gobierno:
Storani, Coti Nosiglia, Stubrin, Jesús Rodríguez).
Por otra parte, la posición defendida por los senadores
Gerardo Morales, Ángel Rozas, el diputado Ricardo Alfonsín y el exvicepresidente
Julio Cobos planteaba la necesidad de la conformación de una “alianza amplia”
que incluyera a todas las fuerzas políticas (quimera independiente a lo que
cada uno de los partidos opositores al kirchnerismo decidiera hacer y que ya
había funcionado en Mendoza). Tan amplia que hasta el Changui Cáceres
planteaba, interprétese o no como burlón, “que venga la izquierda unida, porque
me lo estoy bancando al PRO”.
Ambas posturas decían responder a los llamados de la
ciudadanía que imperiosamente exigía a la oposición que se reúna para desterrar
del poder al modelo kirchnerista. Sin embargo, al oír esta “demanda popular”,
desoyeron a gran parte de militantes y dirigentes programáticos, que quedaban
en orsái ante la imposibilidad de plantear la histórica y radical “lista 3”.
Asimismo, hacían caso omiso ante la situación de provincias condenadas a la
crisis segura, dado que la construcción electoral provincial se hace
incompatible (en materia de socios) con la nacional, sea cual fuera la propuesta
votada. Este era el caso de Santa Fe, parte del Frente Amplio Progresista. Hubo
varios oradores de esta provincia, cuyos desconsolados discursos además de
añorar un tono progresista daban cuenta del problema que se avizora en el
distrito.
—No van a alcanzar los sicólogos del país, ni del mundo,
para hacerme entender la locura de ir contra Del Sel y Reutemann en julio y
después pegarme a la lista de Macri en octubre —expresaba un convencional
santafesino minutos antes de la votación.
Con 186 votos positivos resultó victoriosa la propuesta
del sanzismo, de incluir en un frente electoral al PRO y la CC. Algunos
radicales finalmente le cobraron a Cobos aquella traición de años atrás.
Otros líderes volverán a recluirse en
sus provincias, aunque en principio discursivamente se haya decidido
“acompañar”. Los militantes y los
programáticos de la lista 3 esperarán el momento de cobrarle esta a Sanz.
Las sociedades con Lavagna o con De Narváez no le han
provisto mucho rédito al radicalismo ¿Cuál será la ganancia del radicalismo en
esta nueva aventura? Es difícil hacer predicciones en la política argentina
pero, a diferencia de las experiencias anteriores en las que el radicalismo
entregó la presidencia y sostuvo la postulación del vice o la candidatura de la
gobernación de Buenos Aires, en esta es posible que se quede fuera de la
elección general presidencial al presentar solo un precandidato a las PASO.
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