El rol político injuriante de los medios
La mesa con que cerró el Foro. | CULTURAARGENTINA/FLICKR.
▪ El Foro Emancipación e Igualdad, que finalizó ayer en Buenos Aires, condenó a la prensa devenida en “redes globales de desinformación y difamación pública”, y cómplice de los intentos desestabilizadores en la región. Un debate que desgranó las posibilidades de la izquierda latinoamericana y europea ante la amenaza de la restauración neoliberal.
Datapuntochaco | DEBATE
Con un abierto rechazo a los medios de comunicación que “se
han convertido en redes globales de desinformación, difamación pública y
tergiversación de toda temática social, económica y cultural que afecte sus
intereses corporativos”, finalizó este sábado el Foro Internacional Emancipación
e Igualdad, que, organizado por el Ministerio de Cultura de la Nación, reunió
durante tres días a voces representativas de los procesos de cambio en América
Latina, en especial de Ecuador, Venezuela, Bolivia y Uruguay, y pensadores de
la talla de Noam Chomsky, Gianni Vattimo, Leonardo Boff y Emir Sader, entre
otros.
El Foro, que se realizó en el Teatro Cervantes de la
ciudad de Buenos Aires, emitió una declaración final con duras críticas a los
medios de comunicación que cumplen en estos tiempos “un rol político injuriante
de la dignidad de las poblaciones desfavorecidas y los movimientos sociales y
políticos que intentan representarlas”, y donde se reafirma “la necesidad
estratégica de regulaciones antimonopólicas en el mundo empresario de la prensa
gráfica, audiovisual y digital”, y “el fortalecimiento de los sistemas públicos
y comunitarios de comunicación”.
Así lo señala el punto 6 del manifiesto firmado por todos
los participantes del Foro Internacional, que se puede leer en forma completa aquí. Pero ese no es el único punto dedicado a los medios, ya que, en el 2, se
repudia “enérgicamente los intentos destituyentes por parte de los países
poderosos, asociados a empresas multinacionales y a grandes medios de
comunicación, que cotidianamente horadan la legitimidad tanto de los gobiernos
populares y progresistas de América Latina como de los nuevos movimientos
políticos y gobiernos transformadores que proponen el cambio social en Europa”.
Se refiere concretamente al papel de la prensa en países
como Brasil, donde, como dijo Sader, “gran parte de los problemas que tiene
Dilma Rousseff son por no haber avanzado” en la democratización de la
información; o el caso de cómo las corporaciones usan a nivel internacional la
muerte del fiscal Alberto Nisman para deteriorar la figura de Cristina Fernández
de Kirchner, o el duro embate de diarios como El País contra Podemos, el partido político que inyecta aire fresco
al descompuesto bipartidismo español.
Por supuesto que la prensa corporativa argentina informó
poco y nada sobre el Foro Emancipación e Igualdad, que tuvo a Ricardo Forster,
secretario de Coordinación Estratégica para el Pensamiento Nacional como
director de orquesta. La Nación mencionó el hecho en una nota sobre la disertación de Chomsky en la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA, y Clarín, en un breve artículo dedicado más
bien a mofarse de Víctor Hugo Morales, que ofició de moderador en uno de los
paneles.
Los que sí siguieron el foro en vivo o en Internet (la TV Pública lo trasmitió a través de streaming) disfrutaron de las palabras
de jóvenes como Gabriela Rivadeneira, presidenta de la Asamblea Nacional de Ecuador; Camila Vallejo,
la activista estudiantil hoy diputada chilena; Iñigo Errejón, de Podemos, y
Marisa Matias, dirigente portuguesa miembro del Parlamento europeo, que, junto
con Axel Kicillof y Mariano Recalde, disertaron sobre el papel de la juventud
en los procesos de cambio.
El viernes, junto con Gabriela Montaño, expresidenta del
Senado de Bolivia, y Vladimir Acosta, escritor e historiador venezolano, René
Ramírez, secretario de Educación Superior, Ciencia, Tecnología e Innovación de
Ecuador, disertó sobre las nuevas izquierdas en América Latina.
Ramírez planteó algunas ideas que deben remarcarse en
tiempos en que la sucesión presidencial en la Argentina empieza a reacomodar las
fuerzas electorales sin que importen demasiado las afinidades ideológicas. Por
estas horas, la desesperación de la derecha porteña que no encuentra proyección
nacional invita a un viejo partido de origen revolucionario a aliarse para
sumar votos, en lo que puede ser la reedición de la alianza de 1999 que
condujo al país al estallido de 2001.
Para el funcionario ecuatoriano, uno de los desafíos de
la izquierda es disputarle a la derecha la semántica de los conceptos. Contó
que en Ecuador, la revolución ciudadana que conduce el presidente Rafael Correa
se planteó construir la sociedad del “buen vivir” y no la del “vivir mejor”. La
diferencia entre “buen” y “mejor”, palabra muy usada en los eslóganes de
campaña, no es menor. “Mejor” es un concepto del capitalismo, que representa
una insatisfacción ad infinitum y,
por lo tanto, funcional a los intereses rentísticos y a los patrones de consumo
propios del capitalismo.
El peligro que se cierne sobre los países de América
Latina con gobiernos progresistas es la irrupción de una derecha que se
presenta como democrática, pero que alienta los denominados “golpes blandos”; como posneoliberal, con lo que sus propuestas no
incluyen menciones al neoliberalismo en forma explícita, y como social, que
promete mantener los programas de la izquierda.
Lo peligroso de ello es que hay toda una generación que
nació y creció con políticas progresistas y no identifica el neoliberalismo y
sus atrocidades, ya que para millones de latinoamericanos “es normal”, por
ejemplo, acceder a la educación y la salud en forma gratuita o tener asegurado
el alimento.
En consecuencia, hay que estar atentos al ardid
camaleónico de ciertos oportunistas en campaña. No debe olvidarse que el
candidato de la corporación mediática argentina, el líder del Pro, Mauricio Macri,
reivindicó hace unas semanas las “banderas” del peronismo y la mayoría de sus
posibles contrincantes promete mantener las políticas sociales emprendidas por
el kirchnerismo desde 2003 en adelante, aun cuando algunos de ellos “confunden”
un derecho con un plan de corte asistencial o entienden que la asistencia del
Estado se va por la “canaleta del juego y la droga” o que la asignación por
hijo promueve el embarazo sin control.
Ante semejante amenaza, que puede poner en riesgo los
procesos de emancipación e igualdad iniciados en Latinoamérica hace una década
o más y los europeos aun incipientes en los países del sur del continente, el
punto 5 del manifiesto del Foro resume cuál debe ser el compromiso ciudadano de
estos momentos cruciales: “Defender, por todos los medios políticos,
institucionales y académicos, la soberanía política, cultural y económica de
todos y cada de los pueblos latinoamericanos y europeos que luchan por su
dignidad, promoviendo espacios de encuentro entre los representantes legítimos
de los estudiantes, los trabajadores, los movimientos sociales, los colectivos
en favor de los derechos de la mujer, los pueblos originarios, la diversidad
sexual, y de todas aquellas organizaciones que enfrentan a los poderes
dominantes en defensa y ampliación de sus derechos sociales y políticos”.
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