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21.12.14

Veto a los concursos de belleza


Elección de la Reina de Corrientes. | CIUDADDECORRIENTES.GOV.AR

En Chivilcoy, el Concejo prohibió los certámenes para elegir reinas. Los consideran “discriminatorios y sexistas”. En Corrientes, durante todo el año hay festivales en los que concursan chicas menores de 20 con ese fin. Solo la propuesta de la elección de la “mejor cola del verano”, en 2012, despertó reacciones en contra. El apoyo gubernamental a una tradición que debe ser desterrada.   

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Con excepción de ciertos programas de TV y las consabidas expresiones de machismo exacerbado, la tendencia en la Argentina es ir contra toda práctica de primitivismo sexista en la que la mujer es valorada según su apariencia física y usada para promocionar algún producto regional o con fines turísticos.
Además del show de la televisión argentina epítome de la banalización estupidizante (como lo es, en verdad, todo el grupo de medios donde monta el espectáculo) y cuyo conductor es el más “exitoso” según los parámetros de la tilinguería farandulesca, hay costumbres muy arraigadas en el país que se viven aún con suma naturalidad pese a que constituyen miradas retrógradas sobre el género.
Es el caso de los concursos de belleza en los que, en general, durante el desarrollo de una fiesta popular se elige una reina. Las concursantes, todas ellas jóvenes menores de 20 años, desfilan por una pasarela y se someten a una votación de un jurado que elige a la supuestamente más bella como soberana, en la noche central del festival.
Lo describe bien Mariana Carbajal en un artículo en Página 12. “Les exigen desfilar en trajes de baño con sandalias de taco aguja y los jurados –muchas veces funcionarios públicos– las evalúan en función de su ‘belleza física’, además de otras cualidades como ‘porte’, ‘desenvoltura’ y ‘personalidad’. Los reglamentos de los certámenes son claramente discriminatorios. No solo se limita la edad de las concursantes –pueden participar únicamente aquellas que tengan entre 16 y hasta 23, 24 o 25 años, en general–, sino que además se les suele imponer como condición que sean solteras y no tengan hijos”.
“Son concursos que están arraigados localmente bajo el amparo de celebraciones tradicionales y con un fuerte respaldo gubernamental. ¿Pero es adecuado que el Estado promueva este tipo de eventos que cosifican a las chicas?”, se pregunta la autora del artículo. 
Este tipo de acontecimientos se realizan en casi todo el país (unos cien municipios, según Carbajal), pero en sociedades conservadoras como la correntina cuentan con un importante respaldo institucional y aceptación popular. La página web del Ministerio de Turismo de Corrientes, por ejemplo, publica una lista de festivales que se desarrollan en esa provincia agroganadera en los que, todos los años, eligen a tres jóvenes (una reina y dos princesas) para promocionar una localidad, un producto regional o una práctica deportiva como la pesca.
Las más importantes son las de pesca del Dorado, en Paso de la Patria; del Surubí, en Goya, y del Pacú, en Esquina. Están las relacionadas con la agricultura, como la Fiesta Nacional de la Horticultura, en Santa Lucía; de la Naranja, en Bella Vista, y de la Sandía, en Esquina. La lista sigue con las Fiestas Provinciales de la Energía, en Ituzaingó; del Río, en Empedrado; del Tabaco, en Goya; de la Estudiantina, en Empedrado; de la Citricultura, en Mocoretá; del Gladiolo, en Santa Rosa, y del Arroz, en Itá Ibaté. Y está también la elección de la Reina de la Ciudad de Corrientes.
Por suerte, en algunos lugares algo está cambiando. La ciudad bonaerense de Chivilcoy se convirtió en la primera del país en prohibir los concursos de belleza en las fiestas populares que organiza el Municipio local, por considerar que ese tipo de certámenes “refuerzan la idea de que las mujeres deben ser valoradas y premiadas exclusivamente por su apariencia física, basada en estereotipos”, son “una práctica discriminatoria y sexista” y “expresamente representan actos de violencia simbólica e institucional contra mujeres y niñas.
En una decisión histórica, el Concejo Deliberante aprobó, por amplia mayoría, una iniciativa promovida por la Secretaría de Género y la Asamblea por los Derechos de la Niñez de la CTA Regional Chivilcoy-Chacabuco-Alberti, que ordena el cese de los concursos de belleza con patrocinio oficial.
Según cuenta Carbajal, la ordenanza establece que desde las diferentes direcciones y secretarías de la Intendencia se deberán promover actividades de “concientización y sensibilización para desalentar también en el ámbito privado”, la realización de competencias similares “por los mismos fundamentos esgrimidos, dejando estipulado que el Municipio no avalará bajo ninguna modalidad, ni tácita ni expresa, ningún tipo de estos eventos”.
La normativa ordena también que el concurso de belleza históricamente celebrado en ocasión de las fiestas por el aniversario de la fundación de Chivilcoy sea reemplazado por una convocatoria que reconozca a “personas de entre 15 y 30 años que, en forma individual o colectiva, se hayan destacado en actividades solidarias tendientes a mejorar la calidad de vida de barrios de esta ciudad o localidades de campaña del partido” durante el año anterior.
En 2012, la Municipalidad de Corrientes debió dar marcha atrás con un concurso para elegir la “mejor cola del verano”, que iba a realizarse en la playa Arazaty, una de las más populosas de la capital correntina. El revuelo que generó la propuesta dejó sin opciones al entonces intendente Camau Espínola, que suspendió el certamen.
La convocatoria, hecha por la Subsecretaría de Cultura municipal, era para las jóvenes correntinas o turistas que desearan “postularse para participar del concurso de la Miss Verano 2012 y la Mejor Cola del Verano”, según reprodujo en ese momento el diario La Nación, más sensible, como el resto de la prensa opositora porteña, a escandalizarse cuando se trata de una iniciativa proveniente del kirchnerismo que al hecho de tratar a la mujer como un objeto, ya que en sus páginas hay evidencias de ese tratamiento.
En Chivilcoy, históricamente los concursos de belleza coronaron no solo la conmemoración de la fundación de la ciudad, sino también los carnavales. En ese caso, el certamen será reemplazado por un concurso de máscaras artesanales.
La cosificación de la mujer, que la expone a todo tipo de denigración (incluida la violencia), se manifiesta también en la prensa, como en el caso de los grandes diarios porteños de alcance nacional. En la región, casi todos los sitios de noticias digitales tienen un espacio dedicado a fotos de famosas desnudas o semidesnudas, como parte de las noticias del día. Es más: hay diarios de gran tirada que los fines de semana publican suplementos con fotos de bellas jovencitas mostradas como arquetipos del éxito.
La objeción no es una reacción de pacatería. Es una observación acerca de los valores que se trasmiten, en muchos casos, una verdadera obsesión por la belleza corporal, un ideal de perfección que nunca se alcanza y que no pocas veces suele ser llevar a enfermedades como la bulimia, la anorexia y otros trastornos alimentarios.
Bueno sería que las organizaciones civiles que luchan contra la violencia de género empiecen a manifestarse abiertamente también en contra de esas prácticas, fruto de la cultura que pone al macho de la especie como un individuo baboso, demasiado preocupado en hacer ostentación de su virilidad.

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