Ni netbooks ni asado ni nada
▪ “¿De qué servía repartir computadoras si las escuelas no tenían conexión? Es como repartir asado y no tener parrilla”, dijo Macri. La concepción de la alfabetización digital como regalo inmerecido o como plus educativo, al ignorar lo mínimo que debería garantizar la instrucción básica, revela una ideología espeluznante.
La vida es para el que pueda comprarla.
Esta es, en el fondo, la posición cruel del partido que desde el Gobierno
nacional nos propone pasar del imperio de la Constitución a la ley de la selva.
Y esto es lo que se revela en un hecho gravísimo sucedido hace días en un acto
en que el presidente Mauricio Macri volvió a referirse al (sin)sentido de las
políticas de inclusión. “¿De qué servía repartir computadoras si las escuelas
no tenían conexión? Es como repartir asado y no tener parrilla”.
En un fragmento del discurso que se
viralizó, Macri, con Vidal asintiendo a su lado, insistió en denostar la
política de inclusión digital que en los últimos años, incluso durante los
primeros de su gestión, entregó más de seis millones de netbooks en las
escuelas públicas de todo el país.
Una vez más, como lo hace en cada palmo de
la vida cotidiana, el Gobierno encabeza una cruzada destinada a destituir de
derechos y herramientas de sustentación a millones de sujetos. Alguien podría
decirnos que el “Plan Sarmiento” que llevó adelante el partido de gobierno en
la Ciudad de Buenos Aires podría ser considerado un atenuante del rumbo que
objetivamente decimos que toman las palabras de Macri. Sin embargo: ¿cómo
entender declaraciones como las citadas, sino en el sentido de que la educación
pública es un regalo estéril para personas que, horror, no tienen recursos y,
por lo tanto, no merecen ni ser educadas ni existir?
A medida que se agrava la crisis social y
política que desencadena el mandato de Macri, se exponen de forma cada vez más
abierta versiones íntimas del deseo que pulsa en las profundidades de
Cambiemos: el impulso antisocial de un puñado de herederos que llaman a los
desheredados a jugar el juego de la “meritocracia”. Ya no se trata de señalar
que el Gobierno destruye las políticas de inclusión digital mientras hace la
mímica de continuarlas y renovarlas con el verso de adicionar incentivos que
vendrían a dinamizar un rígido mecanismo estatista. Es preciso comprender todo
lo que está en juego en el giro mediante el cual el macrismo pasó de postularse
como el mejor intérprete de los desafíos de la nueva “economía del
conocimiento” a comparar el derecho a la educación digital con “regalar asado”:
una expresión primaria que sintoniza el discurso presidencial con el odio a los
pobres, en el que opera mucho más una sensibilidad social en común con su
núcleo duro que la información ofrecida por los míticos focus groups.
Ideología espeluznante
Ideología espeluznante
Perdónennos la insistencia: las palabras de
Macri, revisando críticamente la historia de la alfabetización digital en la
Argentina y los vaivenes de la misma durante el gobierno que preside, son menos
graves por lo que dicen respecto de este punto –ya en sí mismo penoso– que por
lo que implican en términos sobre la educación pública y lo público en general.
La instrucción digital en el siglo XXI es tan necesaria como la tiza y el
pizarrón en el siglo XIX. La concepción de la alfabetización digital como
regalo inmerecido o como plus educativo, al ignorar lo mínimo que debería
garantizar la instrucción básica, revela una ideología espeluznante. Y
desconocer este hecho no es una limitación parcial del gobernante sino un
ataque al concepto de educación pública en su totalidad.
Ya no se trata del tristemente célebre
“ningún pobre llega a la universidad” que consagra un máximo de educación
posible para los ciudadanos de menos recursos sino de negarles incluso ese
máximo posible que era tan bajo. No se trata de engancharse en criticar al Gobierno porque concibe derechos según los destinatarios: notebooks para los
más pudientes, asignación universal por hijo (AUH) para los más pobres.
Pobres y muertes
Con la misma lógica que hoy se niega instrucción básica pública mañana se negará a los pobres el derecho a existir. Un hilo invisible une esas declaraciones despiadadas con las muertes de cuatro jóvenes en San Miguel del Monte o con la quema de dos personas en situación de calle en el barrio de Mataderos, hechos que, no por casualidad, ocurrieron casi al mismo tiempo.
Lo que en el fondo revelan las palabras de
Macri es algo aún más monstruoso que este siempre menos que predica el Gobierno
desde su inicio. En la extensión ad infinitum de la idea de populismo como
otorgamiento “antimeritocrático” de derechos, se llega al punto de decirnos de
forma casi directa que la educación pública es en sí misma un acto de demagogia
irresponsable.Pobres y muertes
Con la misma lógica que hoy se niega instrucción básica pública mañana se negará a los pobres el derecho a existir. Un hilo invisible une esas declaraciones despiadadas con las muertes de cuatro jóvenes en San Miguel del Monte o con la quema de dos personas en situación de calle en el barrio de Mataderos, hechos que, no por casualidad, ocurrieron casi al mismo tiempo.
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