La marea
▪ Marcha por Santiago Maldonado en Resistencia.
Sube la marea. Baja la marea.
La marea siempre vuelve.
—Soy estudiante y vengo a estas calles y
vengo a esta plaza a preguntar: “¿Dónde está Santiago Maldonado?”.
Sube la marea. Baja la marea.
La marea siempre vuelve.
—Ama de casa soy y vengo a gritar desde el
alma: “¿Dónde está Santiago Maldonado?”.
Sube la marea. Baja la marea.
La marea siempre vuelve.
—En carro vengo y mi voz se une a la de
muchos, a la de tantos: “¿Dónde está Santiago Maldonado?”.
Sube la marea. Baja la marea.
La marea siempre vuelve.
—Soy sindicalista y hoy mis banderas y mis
compañeros repiten la pregunta que está brotando en cada rincón de nuestra
tierra: “¿Dónde está Santiago Maldonado?”.
Sube la marea. Baja la marea.
La marea siempre vuelve.
—Militantes somos y venimos a gritar con
nuestras voces y nuestros cuerpos: “¿Dónde está Santiago Maldonado?”.
Sube la marea. Baja la marea.
La marea siempre vuelve.
—Sobre mi triciclo vine y con mis cinco
años también pregunto: “¿Dónde está Santiago Maldonado?”.
Sube la marea. Baja la marea.
La marea siempre vuelve.
—Los jubilados también decimos “presente”
en este día y nuestra voz se transforma en eco incesante cuando reclamamos al
unísono: “¿Dónde está Santiago Maldonado?”.
Sube la marea. Baja la marea.
La marea siempre vuelve.
—Soy docente y hoy con mis alumnos hemos
hablado, como siempre y como será siempre, de la desaparición forzosa y del
terrorismo de Estado. Y, a pesar de que nos quieren silenciar, nuestros
pizarrones también hoy se llenaron con la misma pregunta: “¿Dónde está Santiago
Maldonado?”.
Sube la marea. Baja la marea.
La marea siempre vuelve.
—Con nuestras banderas venimos. Las
juntamos con las otras y todas juntas dibujan sobre estas calles: “¿Dónde está
Santiago Maldonado?”.
Sube la marea. Baja la marea.
La marea siempre vuelve.
—Porque soy diputada y el mandato que me
dio el pueblo también tiene las calles por territorio. Esas calles y esta plaza
donde hoy el pueblo reclama: “¿Dónde está Santiago Maldonado?”.
Sube la marea. Baja la marea.
La marea siempre vuelve.
—Con mis hijos vengo porque quiero para
ellos un país en el que no tenga que llegar nunca a preguntarme adónde los
llevaron. Por eso, hoy pregunto una y otra vez: “¿Dónde está Santiago
Maldonado?”.
Sube la marea. Baja la marea.
La marea siempre vuelve.
—“Luchar, vencer, caerse, levantarse hasta
que se acabe la vida”. La leyenda sobre mis espaldas repica la misma pregunta: “¿Dónde
está Santiago Maldonado?”.
Sube la marea. Baja la marea.
La marea siempre vuelve.
—Murguero soy y a mi paso voy dando patadas
al cielo para arrancarle una respuesta a la pregunta: “¿Dónde está Santiago
Maldonado?”.
Sube la marea. Baja la marea.
La marea siempre vuelve.
—Soy periodista y vine hoy a esta plaza a
buscar verdades y cada rostro, cada garganta y cada centímetro de pavimento
escribe sobre mí y para la historia y a pesar de Magnetto, sus cómplices y
esbirros: “¿Dónde está Santiago Maldonado?”.
Sube la marea. Baja la marea.
La marea siempre vuelve.
Indefectiblemente.
Irrevocablemente.
La marea siempre vuelve.
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