El adiós
ROBERTO CHILE.
▪ Axel Milanés y Víctor Heredia despiden a Fidel Castro.
La canción del silencio
Por Axel Milanés *
Casi terminando el día de ayer [por el
jueves 24 de noviembre], más de 30 trovadores de todo el país estábamos
realizando en mi ciudad el festival de trova “Carlos Puebla” cuando recibimos
la noticia del fallecimiento de Fidel más o menos un par de horas antes.
En honor a lo que él significa para
nosotros, el silencio fue inmediato. Suspendimos con respeto el recital de
anoche. Aparecieron las primeras y diversas reacciones, derivando luego en
conversaciones y reflexiones más amplias. En las caras de mis amigos, los
expertos en hacer chistes sobre Fidel o los más críticos, había tristeza. En
los ojos de muchas personas había lágrimas.
En los días que vienen, se sabrá mejor
quién era y seguirá siendo Fidel para nosotros. El mundo podrá ver como esa
etiqueta de “dictador aferrado al poder” ha sido una gran mentira. Se sabrá que
lo aceptamos siempre como líder auténtico porque sencillamente se lo ganó hasta
el último día de su vida, porque supo estar en nuestros corazones con su propio
corazón, su pensamiento, sus palabras y, sobre todo, sus acciones.
En toda la historia de la humanidad, Fidel
ha sido el único líder que alfabetizó a todo su pueblo. Con ayuda del pueblo,
por supuesto.
En toda la historia de la humanidad Fidel
ha sido el único líder que junto a su pueblo instaló la medicina gratuita para
todos, desde la prevención hasta los niveles más complejos de intervención
médica y eliminó la medicina privada, el lucro a costa de las enfermedades de
otros. Porque sencillamente la salud de las personas no puede ser un negocio.
Y como si fuera poco, ayudó a alfabetizar y
a curar en otros pueblos.
Lo mismo se puede decir del deporte, la
cultura, la asistencia social, la ciencia, la tecnología y todo el conocimiento
posible al servicio de la vida y de todas las vidas.
De todas las vidas, aún en un país
económica y materialmente pobre como el nuestro. Subdesarrollado pero digno
porque todo el mundo vale aquí en Cuba, porque no hay excluidos, porque nadie
muere aquí por hambre o por desamparo. Porque el ser humano está por encima de
todas las cosas.
Eso nos enseñó Fidel, la Humanidad y la Solidaridad.
Con esos principios somos los cubanos
dentro y fuera de Cuba. Con esos principios hemos resistido, luchado y creado.
Y lo seguiremos haciendo, sin pausa y sin miedo.
Como pueblo, como patria, tenemos una
pérdida y un dolor. Pero también tenemos claro lo que hay que hacer en estos
días y en nuestro camino hacia el futuro. Tenemos el ejemplo del hombre que,
solo por ley de la naturaleza, ya no está físicamente entre nosotros. Nos
tenemos a nosotros mismos y a nuestros hermanos en otros pueblos, en otras
patrias.
Si inmediatamente se determina un duelo
silencioso, haremos silencio en Cuba. Pero si se decide homenajear a nuestro
comandante con las expresiones culturales del pueblo cubano, 30 trovadores en
una ciudad sabremos cómo convertir un festival de trova y nuestras canciones en
una ofrenda de cariño.
¡Gracias, Fidel!
(*) Trovador cubano.
…
Fidel
Por Víctor Heredia *
Una de mis hijas acaba de escribirme esta
frase: “El mundo se está secando, papá”. Y yo pienso en esta muerte de un
hombre gigantesco, en esta muerte de árbol frondoso que cobijó millones de
esperanzas, que floreció en millones de sonrisas, que guardó entre sus ramas la
fruta más poderosa que puede ofrecer un hombre-árbol: la dignidad.
Porque de eso se trató su lucha, de esa empecinada y evidente condición humana, la que prodigó desde sus ramas de padre revolucionario, de guía permanente, de faro. Allí está su pueblo reafirmando día a día la digna esperanza de buscarse, de entender que el mundo es equidad, solidaridad, independencia.
Fidel no ha muerto, se ha repartido.
Porque de eso se trató su lucha, de esa empecinada y evidente condición humana, la que prodigó desde sus ramas de padre revolucionario, de guía permanente, de faro. Allí está su pueblo reafirmando día a día la digna esperanza de buscarse, de entender que el mundo es equidad, solidaridad, independencia.
Fidel no ha muerto, se ha repartido.
Aquí estoy yo escribiendo injustamente,
inmerecidamente sobre quien caminó portando la bandera que mi generación
deseaba, por la que tantos cayeron, por la que tantos decepcionaron, la de la
libertad.
Sin embargo, este sollozo que grita mi corazón
tiene que ver con el futuro, con el mañana porque su muerte, como sugirió mi
hermano Silvio alguna vez de otro argentino libertario, es vida que, antes que
enterrarse, nacerá.
(*) Publicado en Facebook.
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