Melconian 11-López 9 (el bosque y el árbol)
Para la prensa hegemónica, solo el caso López es corrupción | TN.
11 a 9 es, sin dudas, una diferencia
aplastante. Si fuera en algún deporte, Melconian demostraría su superioridad
sobre López; si fuera una escala, Melconian abarcaría más que López. Pero no es
deporte ni escala; es la cantidad de recursos públicos que ambos pasaron a sus
arcas privadas: Melconian (actual presidente del Banco Central de la República
Argentina) aproximadamente 11 millones de dólares, y López (exsecretario de
Obras Públicas de la Nación) alrededor de 9 millones de la misma moneda. ¿Qué
los diferencia?
De manera obvia, la cantidad apropiada, lo
que demuestra habilidades diferenciales. Igualmente obvio es que uno (López)
está preso, y el otro (Melconian) ocupa un cargo público. Pero estos resultados
(ambos) muestran, sobre todo, la diferencial forma de apropiación ilegítima de
diferentes fracciones sociales. López, sin linaje burgués, proveniente de una
clase social “baja” (alguna fracción obrera o de alguna clase auxiliar, en
términos de Gramsci) a juzgar por su patrimonio al comenzar su carrera en la
función pública, se encuentra en una estructura que lo posiciona
provisionalmente en una relación de fuerzas pareja, y hasta ventajosa por
momentos, respecto de fracciones burguesas de capital concentrado, como son los
contratistas del Estado, sobre todo para la obra pública. Todo indica que a
partir de ello hizo pesar su posición cobrando estipendio por “favores”. Se
embolsó unos cuantos pesos, pero carente de todo andamiaje social, al poco
tiempo de dejar la función pública, por razones desconocidas, se desbarranca y
todo sale a la luz, terminando con su cuerpo en la cárcel.
Melconian, en cambio, funcionario del establishment económico, compró devaluados
títulos de deuda pública y luego judicializó su deuda junto a otros tenedores
conocidos como “buitres” en el juzgado de Thomas Griesa. Así fue como se embolsó
con, aproximadamente, 11 millones de dólares de ganancia por sobre los 772.268
que había invertido. La exacción de López es ilegal, la de Melconian no. Ambas,
eso sí, igualmente ilegítimas.
¿Para qué sirve, entonces, pensar en
términos de “corrupción”? Por lo que queda claro, la corrupción es simplemente
el robo de sectores advenedizos, socialmente no autorizados, mientras que el
robo de los sectores burgueses asentados no es “corrupción”, sino simplemente “negocio”,
legal (aun cuando la legalidad sea acomodada a patadas por costosos abogados,
que finalmente no pagan ellos sino el Estado argentino). La comparación entre
López y Melconian también muestra otra cuestión: es más perniciosa la legalidad
de Melconian que la ilegalidad de López (sobre todo considerando que Melconian
sigue siendo funcionario y, por lo tanto, potencialmente peligroso, pues podría
repetir un doble papel, como cuando fue a negociar representando al país frente
a Griesa, siendo uno de los que demandaban al país en el juzgado de Griesa).
La corrupción, en síntesis, es el espejito
de colores que sirve para direccionar la ira popular sobre hechos puntuales que
impiden o dificultan ver la estructura de exacción de los recursos sociales por
parte de una pequeña fracción. La corrupción es el árbol, el capitalismo es el
bosque.
* En http://flabian-nievas.blogspot.com.ar/
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